RENUNCIA DE RESPONSABILIDAD : Las opiniones aquí expresadas pertenecen al autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista del Departamento del Estado de los EEUU, el Programa Fulbright, la Comisión Fulbright de Colombia, el Instituto de Estudios Internacionales (IIE) o la Universidad de los Andes. Léase todo con comprensión. Atentamente, Gabriel-Josué Hurst

jueves, 22 de julio de 2010

"Parte de Colombia fue robada por Roosevelt"



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Faltan 10 días antes de que me embarque en un vuelo con destino a Bogotá para darle inicio a mi investigación Fulbright, un sueño que, dentro de poco, se transmutará en realidad. Me encontraba empacando cuando me distrajo esta noticia publicada en Semana.com. A decir verdad, al principio me resultó insólita pero después de averiguar de quién se trataba me tuvo más sentido.

Noam Abraham Chomsky, un aclamado lingüística estadounidense y polémico activista por sus posturas contra el intervencionismo militar de Estados Unidos, visitó Colombia para ser homenajeado por las comunidades indígenas de Cauca. Le otorgó una entrevista a Semana.com en la que aseveró que Obama era "muy similar a George Bush" y que "lo único que cambió con Obama fue la retórica." Llegó a afirmar que "parte de Colombia fue robada por Teodoro Roosevelt con el canal de Panamá" y paragonó la fumigación de cultivos ilícitos de coca con la aspersión quiímica de tabaco: "Imagínese que Colombia decida fumigar Carolina del Norte o Kentucky donde se cultiva tabaco, el cual ocasiona más muertes que la cocaína."

Mi opinión: Sería un poco más cauteloso con mis comentarios si fuera Chomsky. Mejor se atenga a la cita hecha famosa por Winston Churchill, cuando dijo que "a menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada." Los argumentos excéntricos de Chomsky se están prestando para ser citados por personas a quienes no les interesan ni la estabilidad política ni la cohesión social de América Latina como el presidente leninista-narcisista Hugo Chávez.

Me da pasmo la forma lapidaria en que Chomsky despotrica contra los Estados Unidos, su país natal, por abusos de autoridad, supuestos y comprobados, sin reconocer que Venezuela está a punto de convertirse en una dictadura constitucional, con elecciones realizadas bajo reglas hechas a medida y en beneficio de las necesidades de Hugo Chávez, compinche suyo. Este catalogó a Chomsky como "uno de los defensores más grandes de la paz, uno de los grandes pregoneros de un mundo mejor."

Los detractores de Chávez suelen bromear que mientras hay libertad de expresión en Venezuela, no la hay después de la expresión. La broma se sustenta en lo ocurrido a doce estudiantes que fueron heridos en la Universidad Central de Venezuela en momentos en que retornaban de una manifestación de unas ochenta mil personas enfrente al Tribunal Supremo de Justicia en Caracas. La manifestación exigía que se postergase el referéndum convocado por Chávez para el 2 de diciembre para aprobar una nueva reforma constitucional que le daría al presidente poderes extraordinarios para suprimir derechos fundamentales y poder perpetuarse en el poder de manera indefinida.

A eso se suma la revocación de la licencia de RCTV, la cadena de televisión más antigua del país, que criticaba a su gobierno. Chávez permitió que la cadena estuviera en el aire hasta que se venció su permiso, y luego la sacó del aire para poner en su lugar un canal oficialista. Es una lástima que Chomsky haya decidido pasar por alto estos hechos, lo que me lleva a creer que es adverso a las violaciones a los DD.HH sólo cuando los EEUU está de por medio.

Muchos países de la región sufren de un complejo de limitación internalizado: despilfarran demasiada energía debatiendo su pasado y cómo los Estados Unidos los condonó a ser países en vías de desarrollo. En vez de ver qué pueden aprender de otros países del mundo que han logrado atraer inversiones, crear empleos, reducir la pobreza y promover una mayor integración social, se ven a sí mismos como víctimas perpetuos y se niegan a reconocer la complicidad que ellos sí tuvieron en su estado precario. Es bien sabido de todos que las oligarquías y sectores considerables de la clase media de muchos países latinoamericanos les abrieron la puerta a los EEUU para que interviniera y derrocara a presidentes "no deseados," pese a que éstos hayan sido democráticamente electos, como fueron los casos de Chile y Guatemala. A América Latina le toca mirarse al espejo y analizarse. Mientras más pronto abandone la inflamatoria retórica antiyanqui y deje de usar a los EEUU como una ficha para distraer a la gente de sus propias falencias, mejor le irá en el futuro.

Afirmar que Obama es "muy similar a George Bush" constituye una sandez categórica. En los primeros días de la presidencia de Obama, se ordenó la clausura de la prisión de la base naval de Guantánamo, Cuba, en el término de un año, se firmó un decreto que se prohíbe torturar a los prisioneros de los EEUU en cualquier parte del mundo, se abrieron los registros de la Casa Blanca para hacer su Gobierno más transparente y reiteró Obama de diversas maneras el mensaje de su discurso inaugural dirigido a los demagogos antiestadounidenses de que "sus pueblos los juzgarán por lo que sean capaces de construir, no por lo que destruyan." Obama se ha mostrado igual de progresista en el plano nacional, ratificando las reformas sanitaria y financiera, destinadas a cubrir los 43.6 millones de personas desprovistas de un seguro médico y hacer que los bancos sean responsables por sus especulaciones descomedidas.

Dicho sea de paso, Obama ha comenzado a moverle el piso a Chávez y a otros demagogos aspirantes a presidencias vitalicias que han edificado sus carreras políticas culpando a los EEUU por el atraso de sus pueblos. A juzgar por estos datos, es claro que ha cambiado más que la retórica con el ascenso de Obama al poder.

Aunque concuerdo con Chomsky en muchos puntos, me parece aberrante que tenga nexos tan estrechos con Chávez, cuando éste es culpable de los mismos atropellos y desmanes de los que Chomsky acusa a los EEUU. Chomsky dijo que los Estados Unidos "es el mayor terrorista del mundo. No se puede pensar en algún país que haya causado más daño que él." Mientras él censura a estos supuestos "terroristas," su compinche ensalza a las FARC, diciendo que "no son organizaciones terroristas," sino "verdaderos ejércitos que ocupan espacio en Colombia, y hay que darles reconocimiento. Son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, un proyecto bolivariano que aquí es respetado." Aquí se aplica el antiguo adagio: "Decíme con quién andás, y te diré quién sos." Las asociaciones de Chomsky pesan más que sus propias palabras.

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