Todo comienza en casa cada mañana, al calor del humeante café, o saboreando el tradicional mate (adicción empedernida que adquirí en Buenos Aires), o tal vez paladeando un espumoso chocolate con manjar blanco. Con una Biblia abierta, con oídos atentos y las rodillas hincadas, caigo en cuenta lo bendecido y afortunado que soy. Me gané una Beca Fulbright a la que más de 50 personas postularon y sólo escogieron a 6 de ellas, lo que equivaldría a casi 12% de los aspirantes.
Es el 16 de Julio y faltan exactamente 16 hasta que me embarque en un vuelo con destino a Bogotá, la "Atenas de Suramérica." Recuerdo el estupor que le provoqué a una colega, Claudia Mosquera, de la Universidad Nacional de Colombia, cuando me escuchó referirme a Bogotá con ese apelativo tan rebuscado. "Todo lo contrario, Gabo," me espetó con su característico acento barranquillero que había tomado ribetes más pronunciados por la audacia que entrañaban mis palabras, "Bogotá es más bien el Tibet Suramericano por lo encuadernados y distanciados que son los rolos." Su comentario se asemejó muchísimo a uno hecho por una antigua profesora mía de Cornell, María Antonia Garcés, una caleña que me dijo que lo único envidable de los bogotanos es que saben dialogar sin gritar y sin aspavientos, pero que eran "muy fríos." No obstante, esos comentarios son de esperarse de individuos de otras regiones del país, quienes pueden sentirse ofendidos cuando se le pone a Bogotá sobre un pedestal por su cultura "elevada " en menoscabo a la de otras ciudades como Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena.
Hace muchos años se dio a Bogotá el calificativo de "Atenas Suramericana" por parte de la misma comunidad cultural internacional. El motivo fue el ser Bogotá un centro en el cual la cultura tenía un elevado nivel: toda clase de intelectuales se encontraba dentro de sus límites municipales. Según los historiadores, La "Atenas..." se remonta a principios del Siglo XIX cuando el connotado cientítico alemán, Alexander Von Humboldt, estuvo en la ciudad realizando investigaciones cientíticas. Von Humboldt la definió así haciendo honor de las numerosas instituciones tanto culturales como científicas que se encuentran en esta región de Colombia.
No sé. Me tocará averiguar si en verdad Bogotá es la "Atenas de Suramérica," como dicen algunos de sus habitantes. No estoy viendo la hora de partir hacia allá.
"Rebosa en mi corazón un tema bueno; al rey dirijo mis versos; mi lengua es como pluma de escribiente muy ligero." (Salmo 45:1)
RENUNCIA DE RESPONSABILIDAD : Las opiniones aquí expresadas pertenecen al autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista del Departamento del Estado de los EEUU, el Programa Fulbright, la Comisión Fulbright de Colombia, el Instituto de Estudios Internacionales (IIE) o la Universidad de los Andes. Léase todo con comprensión. Atentamente, Gabriel-Josué Hurst
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