RENUNCIA DE RESPONSABILIDAD : Las opiniones aquí expresadas pertenecen al autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista del Departamento del Estado de los EEUU, el Programa Fulbright, la Comisión Fulbright de Colombia, el Instituto de Estudios Internacionales (IIE) o la Universidad de los Andes. Léase todo con comprensión. Atentamente, Gabriel-Josué Hurst

viernes, 30 de julio de 2010

Colombia y las culebras



Instrucciones: Si desean apreciar la canción sin que la música de trasfondo les fastidie, favor de dirigirse al final de la página y deshabilite el descargador de música que allí se encuentra.

Al adecentar mi cuarto anoche en preparación para mi traslado a Bogotá que, valiéndome de la jerga telenovelesca, ya está en sus capítulos culminantes, me topé con ocho hojas de papel en donde quedaba plasmado un discurso. Se trataba nada más y nada menos de una intervención impresa hecha por Héctor Abad Faciolince en la que consignó sus opiniones sobre la imagen de Colombia en los medios informativos. Me quedé tan embelesado ante su retórica que le pregunté si me podía regalar el discurso impreso, y él como buen paisa, accedió gustosamente a mi humilde pedido.

A este connotado escritor y periodista antioqueño siempre le guardaba afecto desde que leí un artículo que él escribió para Semana.com, titulado El País del Llanto, en el que tildó a Colombia de tuerta, pues llora por el ojo derecho, execrando las atrocidades y desmanes cometidos por las FARC mientras le hace el ojo lerdo a los crímenes de lesa humanidad de las AUC, muchos de ellos perpetrados con igual salvajismo.

Aunque Faciolince se ha caracterizado por su repudio energético a la hipocresía del Estado Colombiano, su alocución dirigida a los académicos de Cornell se encaminó por otros derroteros. El eje temático alrededor del cual giró el discurso era la representación de los colombianos en los medios de comunicación y cómo ésta es influenciada por tendencias migratorias. Afirmó que la "nación de la diáspora se aprieta como un puño y se mira a sí misma." Esta es una congoja típica del emigrante, del trasplantado. Un día de repente, al verse comer otra comida, ponerse otra ropa, moverse por otros paisajes, al oírse hablar en otro idioma, se pregunta: ¿quién soy yo? ¿Sigo siendo lo que era o dejé ya de serlo? Y entonces viene lo inevitable, tal como lo describe el franco-martiniqueño Franz Fanon en su libro Peau Noire, Masques blancs: "To speak a language means above all to assume a culture, to support the weight of a civilization."

Lo que más me impactó del discurso fueron sus apreciaciones respecto a los estereotipos con lo que los colombianos son estigmatizados y el papel protagónico que desempeña los medios informativos en perpetuarlos. Si bien los medios refuerzan ciertos prejuicios asociados con los colombianos, Faciolince adujo que "los periódicos no se hicieron para dar buenas noticias, salvo que alguna buena noticia se aparte por completo del promedio (en Medellín, los pocos días del año en que no matan a nadie, la noticia sale en los periódicos: ayer no mataron a nadie en Medellín, qué milagro!)." Concuerdo con Faciolince en que no tiene sentido que un noticiero empiece diciendo que 900 vuelos de American llegaron sin percance ni demora algunos a su destino el día miércoles. Pero es comprensible que los periódicos abran relatando que 1050 vuelos de American fueron cancelados el jueves. No se informa sobre perros fieles ni gatos tranquilos, sino sobre perros con rabia y gatos con hidrofobia. La información sirve para defenderse de las agresiones del mundo: para estar preparados ante cualquier imprevisto o contingencia que nos pueda perjudicar. Que haya noticias negativas sobre Colombia o sobre los colombianos no significa que los medios están tramando un contubernio para amancillar la honra del país; es sólo una desgracia de la realidad. Continuó diciendo que los periódicos no son los culpables de que en Colombia haya guerrilla, narcotraficantes, paramilitares, ladrones, sindicalistas asesinados, etc. Esas malas noticias las produce el país y los medios las difunden, no por malevolencia, sino por lucro, pues como decía mi abuela, "los únicos que se benefician de las desgracias ajenas son las funerarias y los periodistas."

Aunque fui el único afroamericano en asistir a este simposio, me quedé fascinado con la cantidad garrafal de similitudes que nos asemejan a los colombianos, especialmente en lo que a los estereotipos atañe. Antes de presentarnos como individuos, antes de que se nos juzgue, es normal que se nos pre-juzgue: para empezar, somo exóticos (tan exóticos y lejanos que no es extraño que se nos confunda con los brasileños o cubanos cuando viajamos al exterior); luego, se nos asocia con una serie de grupos integrados por personas ignominiosas (gracias a los pandilleros, drogadictos, madres solteras y padres desatendidos); por fortuna hay un pequeño antídoto y contamos con unas cuantas excepciones famosas con nombre propio (Martin Luther King, Beyoncé y Barack Obama, y unos pocos científicos y empresarios conocidos en ámbitos famosos que van más allá de la farándula) y entonces los afroamericanos, como los colombianos, nos aferramos con un orgullo desesperado a todo aquello que nos reivindique y nos pueda representar positivamente.

Los estereotipos son una forma de prejuicio, es cierto, pero en general éstos no son una locura sino una forma de "economía mental." Creo que casi todos quisiéramos ser juzgados como individuos y no según las expectativas y los prejuicios inherentes a la colectividad humana a la que pertenecemos. Si soy un literato afroamericano, preferiría que se me juzgaran por la calidad y plasticidad de mis versos, por la elegancia poética de mis sonetos, y no por mi etnicidad, que es un accidente de nimia importancia que nada le resta ni agrega a mi desempeño literario. No obstante, todos juzgamos en un primer momento, basándonos en estadísticas y promedios mentales.

Si en este momento una culebra de vivos colores hiciera su aparición por el corredor de una sala abarrotada de gente y se deslizara rápidamente por entre las mesas, todos los presentes, salvo algún experto en serpientes, asumirían una actitud de fuga o de defensa, y probablemente de agresión. Aunque la mayoría de las especies de culebras sean innocuas, como las picaduras de las que sí son venenosas pueden ser mortales, no vamos a tratar a ninguna culebra intrusa como una culebra individual, no vamos a averiguar sus características ni estudiar sus intenciones, sino la vamos a juzgar como una clase, la clase culebra, y vamos a salir corriendo o le vamos a dar un machetazo (si es que tenemos uno a nuestra disposición), le vamos a cortar la cabeza para después llevar el bicho decapitado a un experto en ofidios que nos dictamine, con la culebra ya muerta, si era ponzoñosa o no. Si lo era, qué bien que la matamos, y si no, lástima por ella.

Ya sé que los colombianos, igual que los afroamericanos, no somos culebras, pero sí pertenecemos a clases, colectividades problemáticas, cuyos nombres "Colombia" y "Negro" no son neutros ni vírgenes. Mi respuesta a las preguntas que me hacen mis amigos sobre el lugar donde he de pasar un año entero adelantando investigaciones, sigue generando reacciones encontradas; unos pocos se quedan patidifusos y me miran como si tuviera 3 cabezas.

Esos 8 folios me dieron mucho de qué pensar mientras me alisto para dar un salto al vacío y arriesgarme en una tierra desconocida y muchas veces mal entendida. Yo, de mi parte, trataré de no "economizar" mis pensamientos y verles a todos con los que me voy a desenvolver como individuos y no como miembros de una clase homogénea.

Dios nos lleva a puerto seguro



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Un lago plácido de forma repentina toma las dimensiones de un mar embravecido. Una frágil embarcación, zarandeada por el viento, se mece a merced de la marea como los barquitos de papel que los niños abandonan en los riachuelos. Las tablas que forman los costados crujen, parece que el bote se va a partir en pedazos. El agua, encrespada e inmisericorde, salpica la cara de doce hombres. Algunos de ellos, aunque doctos en los quehaceres del mar, están trémulos de miedo. Miran la costa en lontananza, pero a penas se avizora a causa del oleaje alterado. Miran hacia arriba, pero las nubes se han enturbiado y amagan con desatar una tempestad apocalíptica. Repliegan la pequeña vela, ya rasgada por la braveza de los ventarrones. Tratan de lanzar el ancla, pero ésta no toca fondo.


De pronto caen en cuenta que no viajan solos. Jesús los acompaña en la travesía.
-¿Y el Maestro?, alguien pregunta.

¡El Maestro estaba dormido, como si nada estuviese pasando! Con el cuerpo recostado a un lado del pequeño barco, los ojos cerrados y el rostro sereno, se adormece. No es que fuera indiferente, ni que se regodeara con el pánico que cundía entre sus discípulos. Es que tenía las riendas de la situación. Cuando sus discípulos lo despiertan, invocan su poder y le piden que intervenga y los salve. Jesús hace uso de su autoridad soberana, y sosiega los vientos. Estos le obedecieron y la tempestad amainó.

La vida es como ese mar de Galilea. De pronto la azotan vientos impetuosos. Por todas partes aparecen negros nubarrones que presagian lo peor. Las olas se encrespan y la barca en que supuestamente estamos a flote comienza a zozobrar, dándole inicio a la cuenta regresiva de nuestro ineludible final. Los vientos soplan con más fragor e ímpetu. No contamos con un lugar dónde encallar el ancla y navegamos caprichosamente a la deriva. No hay señales externas que nos indiquen que el estropicio pronto vaya a terminar. Al contrario, se recrudece en fuerza, se hace más violento, parece que nos roba la esperanza. En ese preciso momento es que gritamos como aquellos doce siniestrados: "Jesús, sálvanos que perecemos." Y qué grato, qué alegre, qué chévere; porque si un día le entregamos la vida a Jesús, tenemos la plena certeza de que él es el capitán del barco.

Como capitán, tiene autoridad para acallar cualquier tempestad que se nos pueda sobrevenir en la vida; y tiene poder para atravesar las aguas peligrosas y llevarnos a puerto seguro. Y no se trata de convencer a Cristo para que nos libre de la tormenta. A pesar de nuestra pusilanimidad espiritual, él está al timón de nuestro barco. Y si él está al timón de nuestras vidas, podemos estar seguros de que el zozobrado barco en que viajamos llegará a su destino. ¿Acaso no fue eso lo que prometió a Moisés cuando lo envió a Egipto? Su promesa fue "Yo estaré contigo, no te desampararé ni te dejaré." También se lo prometió a Josué, a Jeremías y a David. ¿No es eso lo mismo que le dijo a la Iglesia cuando le dio la comisión de ir a hacer discípulos?

Hay una oración compuesta por Juan Pablo II, titulada Totuus Tuus (Todo Tuyo), que ha ganado mi afecto con los años por el desprendimiento espiritual y entrega total que exuda. Lo aprendí en Chile cuando me hice católico. Reza de la siguiente forma:

Virgen, Madre de mi Dios,
¡haz que yo sea todo tuyo!
Tuyo en la vida,
tuyo en la muerte;
tuyo en el sufrimiento,
tuyo en el miedo
y en la miseria;
tuyo en la cruz
y en el doloroso desaliento;
tuyo en el tiempo y en la eternidad.
Virgen, madre de mi Dios,
¡haz que yo sea todo tuyo!

Cuando le entregamos la vida a Jesús y nos ponemos bajo el manto protector de su Madre, podemos revestirnos de tranquilidad, sabiendo que nuestra embarcación está siendo piloteada por el Maestro. Qué tierno es nuestro Dios. Qué carácter inescrutable de Padre tiene. El es Dios todopoderoso, santo, digno de ser ensalzado y enaltecido. Pero también es un Papá profundamente amoroso, gentil y compasivo. Qué gracia inenarrable brota de él. Una y otra vez vuelve a darnos la misma enseñanza, y lo maravilloso es que nunca se cansa de reiterarla: El secreto de una vida cristiana bendecida y llena de paz es que Jesús siempre está al timón.

martes, 27 de julio de 2010

Sueños más allá de lo razonablemente alcanzable


Todo es diferente cuando hay sueños. La realización de toda obra se remonta a una visión que en sus comienzos parecía inalcanzable. En cierta ocasión leí que me impactó muchísimo: "Los límites de un ignorante están dados por lo que él conoce. Los límites de un ciego están dados por lo que él puede tocar. Los límites de un visionario están dados únicamente por el tamaño de los sueños que se atreva a tener." Todo comenzó cuando empecé a soñar.


Es interesante que mi experiencia con Cornell haya empezado mucho antes de que comenzara a gestionar mi licenciatura allí. Desde niño decía hasta el cansancio que iba a postularme a esa prestigiosa universidad, pues tenía una prima que se recibió de ingeniera de ella con honores y en cuyas pisadas quería andar. Aunque desistí de mi empresa de meterme a la ingeniería (execro todo lo que tenga que ver con ecuaciones matemáticas), en ningún momento perdí de vista mi aspiración de colgar algún día un grado enmarcado de Cornell en mi casa. Ese sueño que comenzó como un pensamiento que acariciaba de niño se hizo realidad a mis 21 años.

Salomón decía que "sin visión [sin revelación, sin sueños, sin profecía] el pueblo perece." Otra traducción bíblica dice "Sin visión el pueblo se desenfrena"; y otra agrega: "Donde no hay dirección divina el pueblo no camina en orden" (Proverbios 29:18). Sin una visión clara de Dios todo se estanca. La necesitamos desesperadamente. Sin embargo, no puede haber una visión clara de Dios, a menos que pasemos tiempo en su presencia. No podemos conocer mejor a Dios si no estamos horas enteras derramando nuestras vidas y dejando cada recoveco de nuestros corazones al descubierto delante de él. La Biblia nos exhorta a que no desistamos de nuestros sueños para dejarlos abandonados y sepultados en tumba de decepciones mortificantes, intentos fallidos y promesas incumplidas. Sirvimos a un Dios que lo único que no puede hacer es fallar y que nos anima a que tomemos las riendas de nuestros destinos mediante las palabras que proferimos.

Dios proclama en Proverbios 18:21 que “la muerte y la vida están en poder de la lengua, Y él que la ama comerá de sus frutos.” Es imprescindible que nuestras palabras estén acorde con las verdades plasmadas en la Biblia, pues tienen el poder para definir nuestras vidas para bien o para mal. Tenemos que proclamar lo que dice la Palabra de Dios, independiente de las circunstancias en que nos podamos encontrar, pues como dice en 2 Corintios 5:7 "porque por fe andamos, no por vista." Por ejemplo, si vos sufrís un revés económico, lo lógico es que eso va a ser la comidilla del día y va a ser el tema dominante en tus conversaciones. Sin embargo, es importante que internalicemos un complejo de derrota ni tratemos verbalmente el tema como si estuviéramos derrotados, pues dice la Biblia en Filipenses 4:19 “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”

No es un mero pensamiento positivo con propiedades terapéuticas, sino que se llama fe en un Dios vivo, fiel y verdadero que jamás fallará. “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos" 2 Corintios 4:13. Si querés que Dios transmute en realidad tus sueños, comenzá a proclamarlos con un fervor incesante en tus oraciones (previamente cerciorándote de que son inspirados por él) y ya se materializarán.

viernes, 23 de julio de 2010

El Dios que protege

Hago un breve paréntesis de mis elucubraciones acostumbradas para abordar un tema que siento que es importantísmo: la protección que nos brinda Jesús. Faltan ya nueve días hasta mi partida a Colombia que se efectuará el 1er de Agosto, y mi respuesta a las preguntas de quienes desean saber dónde pasaré el próximo año sigue generando reacciones encontradas. ¿Pero, es seguro ese país?, me interrogan. ¿Y qué de los secuestros, el conflicto armado y el narcotráfico que siguen azotando al pueblo colombiano?, me preguntan, presos de nerviosismo e inquietud.

La vida trashumante que llevo, como la labor evangelística y el oficio de un funcionario del servicio exterior, nunca ha sido fácil, y a veces ha sido peligrosa. He arriesgado la vida en continuos viajes por Latinoamérica, expuesto a los constantes cambios de altitudes, climas y comidas. He dejado de ver a mi familia por tiempos prolongados. En ocasiones me ha tocado vivir en medio de condiciones paupérrimas y amenazas. A pesar de que un taxista se quedó dormido al volante en Chile mientras me conducía al aeropuerto y nos chocamos violentamente contra el poste de peaje, a pesar de que otro taxista argentino me impuso un pago engañoso, apañándose con una cantidad significativa de mi plata, me animo a romper brechas y continuar mi periplo por Suramérica con la frente en alto y con el espíritu henchido de una impavidez inenarrable. No es que sea valiente, ni que tenga espíritu de sacrificio. Es que todo riesgo podemos confiar plenamente en Jesús. La experiencia me lleva a confiar, pues en innumerables hechos, de diversas formas y en muchas ocasiones, he comprobado que "en todas estas cosas somos más que vencedores" (Romanos 8:37).

Estaba leyendo recientemente El Poder de Su Presencia, un libro escrito por Alberto Motessi, un connotado evangelista argentino, en el que describe como fue amenazado de muerte cuando se alistaba a liderar una cruzada en Medellín, Colombia. Enclavada en el Valle de Aburrá, Medellín fue durante muchos años el escenario donde se protagonizaron las luchas más encarnizadas contra el narcotráfico en el Continente. Cuando se preparaban para llevar a cabo un seminario de liderazgo en preparación a la cruzada que iba a tomar lugar en Medellín, de pronto recibió Motessi una llamada de una mujer histérica, quien le informó entre gritos y sollozos de que iba a ser el próximo blanco de un ataque terrorista.

Después de recibir la llamada telefónica, se reunió un grupo reducido para considerar el asunto. Se avisó a la policía, la que inmediatamente fue a observar el área alrededor del edificio donde se celebraría la cruzada. Había varias posibilidades que sopesaban con detenimiento. La más fuerte era la cancelación inmediata del seminario y el envío de los asistentes a sus respectivos hogares. Pero jamás me olvidaré de cuando leí las palabras del Coordinador de Cruzadas, Horacio de la Vega cuando exhortó a los circunstantes a que confiaran en el "Dios del Salmo 91."

Ese bendito Salmo me ha acompañado en todos mis viajes alrededor del mundo. Me acompañó en Chile cuando sufrí un accidente automovilístico de gravedad y me acompañará en Colombia donde el peligro en muchas partes del país es constante. El Salmo 91 nos habla de quién es Dios. Comienza con palabras bien descriptivas: "El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente." Parecen dos frases distintas, pero es una misma idea que se complementa: Hay aquí dos verbos que son sinónimos: habitar y morar, y están acompañadas de dos expresiones bellísimas. La expresión, "al abrigo del Altísimo," nos regala la realidad de una de las más hermosas vivencias de un ser humano que conoce al Señor: Dios es un ser de refugio, un ser que proporciona calor, que rodea con el aliento de su Espíritu y no deja en nosotros áreas desprotegidas y vulnerables.

La segunda expresión "morará bajo la sombra del Omnipotente," nos comunica tres verdades: 1.) morar: vivir con participación plena en el quehacer y los privilegios de un hogar; 2.) sombra: lo que impide que las influencias externas del reino de las tinieblas nos dañen y nos aparten del propósito de Dios; 3.) Omnipotente: Dios todo lo puede, nada le es difícil. Lo único que no puede hacer es fallar.

Veámoslo ahora en conjunto: cuando se participa plenamente en las responsabilidades y prebendas de la Casa de Dios (la Iglesia), se puede estar seguro de que las influencias del diablo mismo no nos apartarán del propósito de Dios, el cual nos guarda, porque para él, no hay imposibles. 

En el versículo cuatro David dice "Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro." Desde luego, Dios no tiene alas ni plumas. El salmista nos habla en sentido figurado del carácter paternal, del espíritu protector de Dios. Jesús empleó la misma figura: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!" Jesús condolido por el rechazo de su pueblo, utiliza otra vez la figura de un ave, esta vez una gallina, que se lamenta de que sus polluelos han sido demasiado independientes y rebeldes para buscar cobija y protección bajo sus alas.   

Puedo testificar que en cada situación de mi vida, personal, familiar, económica, anímica, espiritual, en que he sido atacado por el enemigo de Dios y de las almas, no solo he sabido pelear la buena batalla con toda la armadura de Dios, sino qué con ingenuidad de un niño he corrido a refugiarme bajo las alas de nuestro Padre Eterno. Nuestra seguridad y nuestra fe se sustenta en la promesa de Dios. "Ninguna arma forjada contra ti prosperará; y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová" (Isaías 54:17).  

Así que para todos los que me siguen preguntando si me sentiré seguro en Colombia, la respuesta es categóricamente "Sí" porque "en paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado."

jueves, 22 de julio de 2010

"Parte de Colombia fue robada por Roosevelt"



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Faltan 10 días antes de que me embarque en un vuelo con destino a Bogotá para darle inicio a mi investigación Fulbright, un sueño que, dentro de poco, se transmutará en realidad. Me encontraba empacando cuando me distrajo esta noticia publicada en Semana.com. A decir verdad, al principio me resultó insólita pero después de averiguar de quién se trataba me tuvo más sentido.

Noam Abraham Chomsky, un aclamado lingüística estadounidense y polémico activista por sus posturas contra el intervencionismo militar de Estados Unidos, visitó Colombia para ser homenajeado por las comunidades indígenas de Cauca. Le otorgó una entrevista a Semana.com en la que aseveró que Obama era "muy similar a George Bush" y que "lo único que cambió con Obama fue la retórica." Llegó a afirmar que "parte de Colombia fue robada por Teodoro Roosevelt con el canal de Panamá" y paragonó la fumigación de cultivos ilícitos de coca con la aspersión quiímica de tabaco: "Imagínese que Colombia decida fumigar Carolina del Norte o Kentucky donde se cultiva tabaco, el cual ocasiona más muertes que la cocaína."

Mi opinión: Sería un poco más cauteloso con mis comentarios si fuera Chomsky. Mejor se atenga a la cita hecha famosa por Winston Churchill, cuando dijo que "a menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada." Los argumentos excéntricos de Chomsky se están prestando para ser citados por personas a quienes no les interesan ni la estabilidad política ni la cohesión social de América Latina como el presidente leninista-narcisista Hugo Chávez.

Me da pasmo la forma lapidaria en que Chomsky despotrica contra los Estados Unidos, su país natal, por abusos de autoridad, supuestos y comprobados, sin reconocer que Venezuela está a punto de convertirse en una dictadura constitucional, con elecciones realizadas bajo reglas hechas a medida y en beneficio de las necesidades de Hugo Chávez, compinche suyo. Este catalogó a Chomsky como "uno de los defensores más grandes de la paz, uno de los grandes pregoneros de un mundo mejor."

Los detractores de Chávez suelen bromear que mientras hay libertad de expresión en Venezuela, no la hay después de la expresión. La broma se sustenta en lo ocurrido a doce estudiantes que fueron heridos en la Universidad Central de Venezuela en momentos en que retornaban de una manifestación de unas ochenta mil personas enfrente al Tribunal Supremo de Justicia en Caracas. La manifestación exigía que se postergase el referéndum convocado por Chávez para el 2 de diciembre para aprobar una nueva reforma constitucional que le daría al presidente poderes extraordinarios para suprimir derechos fundamentales y poder perpetuarse en el poder de manera indefinida.

A eso se suma la revocación de la licencia de RCTV, la cadena de televisión más antigua del país, que criticaba a su gobierno. Chávez permitió que la cadena estuviera en el aire hasta que se venció su permiso, y luego la sacó del aire para poner en su lugar un canal oficialista. Es una lástima que Chomsky haya decidido pasar por alto estos hechos, lo que me lleva a creer que es adverso a las violaciones a los DD.HH sólo cuando los EEUU está de por medio.

Muchos países de la región sufren de un complejo de limitación internalizado: despilfarran demasiada energía debatiendo su pasado y cómo los Estados Unidos los condonó a ser países en vías de desarrollo. En vez de ver qué pueden aprender de otros países del mundo que han logrado atraer inversiones, crear empleos, reducir la pobreza y promover una mayor integración social, se ven a sí mismos como víctimas perpetuos y se niegan a reconocer la complicidad que ellos sí tuvieron en su estado precario. Es bien sabido de todos que las oligarquías y sectores considerables de la clase media de muchos países latinoamericanos les abrieron la puerta a los EEUU para que interviniera y derrocara a presidentes "no deseados," pese a que éstos hayan sido democráticamente electos, como fueron los casos de Chile y Guatemala. A América Latina le toca mirarse al espejo y analizarse. Mientras más pronto abandone la inflamatoria retórica antiyanqui y deje de usar a los EEUU como una ficha para distraer a la gente de sus propias falencias, mejor le irá en el futuro.

Afirmar que Obama es "muy similar a George Bush" constituye una sandez categórica. En los primeros días de la presidencia de Obama, se ordenó la clausura de la prisión de la base naval de Guantánamo, Cuba, en el término de un año, se firmó un decreto que se prohíbe torturar a los prisioneros de los EEUU en cualquier parte del mundo, se abrieron los registros de la Casa Blanca para hacer su Gobierno más transparente y reiteró Obama de diversas maneras el mensaje de su discurso inaugural dirigido a los demagogos antiestadounidenses de que "sus pueblos los juzgarán por lo que sean capaces de construir, no por lo que destruyan." Obama se ha mostrado igual de progresista en el plano nacional, ratificando las reformas sanitaria y financiera, destinadas a cubrir los 43.6 millones de personas desprovistas de un seguro médico y hacer que los bancos sean responsables por sus especulaciones descomedidas.

Dicho sea de paso, Obama ha comenzado a moverle el piso a Chávez y a otros demagogos aspirantes a presidencias vitalicias que han edificado sus carreras políticas culpando a los EEUU por el atraso de sus pueblos. A juzgar por estos datos, es claro que ha cambiado más que la retórica con el ascenso de Obama al poder.

Aunque concuerdo con Chomsky en muchos puntos, me parece aberrante que tenga nexos tan estrechos con Chávez, cuando éste es culpable de los mismos atropellos y desmanes de los que Chomsky acusa a los EEUU. Chomsky dijo que los Estados Unidos "es el mayor terrorista del mundo. No se puede pensar en algún país que haya causado más daño que él." Mientras él censura a estos supuestos "terroristas," su compinche ensalza a las FARC, diciendo que "no son organizaciones terroristas," sino "verdaderos ejércitos que ocupan espacio en Colombia, y hay que darles reconocimiento. Son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, un proyecto bolivariano que aquí es respetado." Aquí se aplica el antiguo adagio: "Decíme con quién andás, y te diré quién sos." Las asociaciones de Chomsky pesan más que sus propias palabras.

Grupo Niche - Las Tres Son Caribe (Barranquilla, Cartagena y Sta. Marta)



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"Cuando se construyeron las murallas y castillos y defensas de Cartagena, Felipe II se pasaba horas y horas acodado al vano de una ventana del Escorial para ver si alcanzaba a divisar los fuertes que tanto le costaban. De Cartagena se pasa a Barranquilla, luego a Santa Marta, la bahía más perfecta del mundo, cuyas haciendas se recuestan en las faldas de la Sierra Nevada, Sierra Tairona, donde se remueven la tierra y piedras de las tumbas y se encuentran joyas de oro que dejan con la boca abierta a quienes visitan el Museo del Oro del Banco de la República en Bogotá. A esa Santa Marta llegó un día, moribundo, el Libertador de América, a quien alojó en la casa de su hacienda un hidalgo español, le dio extrema-unción el cura de la aldea de Mamatoco y al morir se le quebró en los labios esta última palabra: Colombianos. A Santa Marta llegan peregrinos de todo el mundo para pasar unos minutos de silencio en la alcoba donde murió el gran héroe americano."

Germás Arciniegas, Extracto de Françoise De Tailly, Colombia (Neuchatel: Delachaux & Niestlé, 1981).

martes, 20 de julio de 2010

Colombia: un bicentenario agridulce


Aunque conmemoraciones como la del Bicentenario del 20 de julio nos permiten repasar de dónde venimos y reflexionar hacia dónde vamos, muchos colombianos confiesan que no han vivido un solo día de paz sin que la violencia, que se erige como una constante histórica nuestra, nos saliera al paso y nos empañara la fiesta.  

Si bien a los pueblos hermanos de América Latina, con los cuales tenemos las mayores afinidades históricas y culturales, también les ha tocado atravesar conflictos internos, ninguno como el nuestro ha sufrido un fenómeno semejante de violencia, por su arraigo, por su ferocidad y por su inaudita duración, al punto que generaciones enteras de colombianos ni siquiera han podido conocer lo que significa la palabra "paz."  Pareciera como si Colombia estuviese condenada a estar enfrascada en medio de una violencia perpetua que arrasa con la esperanza de la gente y vacía los cofres del país, incrementando con ello la miseria y el desespero del pueblo.

Por eso, afirmo que hoy marca un bicentenario "agridulce" porque si bien es la efeméride del grito de independencia, provocado por comerciante español (José González Llorente) que se negó a prestar un lujoso adorno para engalanar la mesa de un americano, desatando sí una trifulca callejera que sembró las semillas de la revolución republicana en Colombia, muchos colombianos se han visto tan frustrados e impotentes ante la violencia que les convulsiona que han llegado hasta el extremo de pedir que se cambien los símbolos patrios a unos que mejor nos representen.

Si tal argumento retuviera su agua, virtualmente tendrían que cambiarse casi todos los símbolos de las naciones del mundo, ya que con el transcurso del tiempo, en alguna medida, pierden representatividad o no reflejan el gusto contemporáneo, pues la historia es un flujo que jamás se detiene y en el cual lo único constante es el cambio.

Así, si los ingleses compartiera nuestro parecer al respecto, hace tiempo habrían exigido que las leyendas heráldicas de los escudos del Reino Unido-escritas en francés- se tradujeran al inglés, su propia lengua, que hoy es la lengua franca universal, mientras en Australia, país que antes fungía de una colonia para presos desterrados de Inglaterra, a nadie se le ha ocurrido extirparle a la bandera nacional el gallardete británico si bien el país languideció bajo su yugo colonizador.

Pretender, no obstante, sustituir nuestros símbolos patrios, como algunos lo proponen con insistencia, significaría, según lo afirma Germán Puyana García, "rehuir el compromiso que nos plantea a los colombianos el pasado, para poder enmendar nuestro futuro."

No faltan los comediantes de corto vuelo que de forma recurrente hacen parodias del Escudo Nacional, arguyendo que ya no tiene vigencia porque la libertad y el orden se han vuelto demasiado utópicas, el cóndor lo cazamos hasta extinguirlo, los cuernos de la abundancia se vaciaron y el istmo de Panamá se lo apropiaron los gringos. Con la bandera ocurre algo análogo, ya que hay colombianos empeñados en que debiera cambiarse y lo hacen con base en argumentos tan quijotescos como el que sus colores no están intercalados según el orden que guardan en el espectro de la luz natural, mientras otros proponen colocarlos en franjas verticales para distinguirla de los pabellones del Ecuador y Venezuela. 

A mi parecer, Colombia adolece de una falta de patriotismo aguda y pronunciada, evidenciada en la desmembración territorial de Colombia y la reacción tibia y desinteresada que ésta provocó en sus dirigentes políticos. Este hecho no guarda por cierto ninguna atingencia con la pérdida de Tejas que sufrió México, o el oprobio al que fue objeto Perú al perder Arica y Tacna (ciudad que le fue devuelta) a Chile en la Guerra del Pacífico. Mientras dichos desastres acendraron en sus gentes un gran sentimiento patriótico y motivó una guerra con EEUU, la de Panamá no generó entre los colombianos nada parecido. 

En síntesis, si bien los colombianos sienten que la paz es una asignatura pendiente desde la gesta independentista hasta la actualidad, no deben amilanarse. Aunque la historia de los dos siglos desde independencia han estado marcados por una guerra que parece continua, siempre se nos abre un resquicio por el que podemos respirar y soñar de nuevo. El que hayamos sufrido miserias e infortunios incontables en el pasado, no significa que el futuro no nos tiene deparado algo mejor. Si bien no estamos donde queremos estar, no estamos dónde estábamos hace 40 años. Seamos agradecidos por los avances que hemos logrado hacer y sigamos soñando con algo mejor con el optimismo que nos caracteriza como colombianos. ¡Colombia sí es pasión!  

sábado, 17 de julio de 2010

Acercamiento Frustrado, ¡La Embarramos!



El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, declaró a estar dispuesto a romper relaciones diplomáticas con Colombia si el gobierno de Bogotá continúa con las acusaciones de la presencia de guerrilleros colombianos en territorio venezolano.

El jueves, el gobierno de Álvaro Uribe mostró unos videos y proporcionó datos sobre la supuesta ubicación de los principales jefes de la guerrilla de las FARC y el ELN en el vecino país.


Caracas rechazó las denuncias y llamó a consultas a su embajador en Bogotá, al tiempo que envió una nota de protesta.


El gobierno de Chávez acusó a Uribe de querer "minar el terreno de una eventual normalización de las relaciones bilaterales".


"Si siguen con su locura, yo en las próximas horas voy a romper relaciones con Colombia", amenazó el mandatario a las cadenas de radio y televisión durante un acto en una universidad.



El presidente venezolano agregó que "eso haría más difícil, muchísimo más difícil las restituciones de las relaciones con el nuevo Gobierno que va asumir el próximo 7 de agosto".

Chávez se refería al presidente electo Juan Manuel Santos y su toma de posesión en esa fecha, a la cual dijo que no estaría asistiendo.

Con anterioridad, el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, emitió un comunicado en el que calificó de "patético espectáculo mediático" las declaraciones dadas el jueves por altos funcionarios colombianos sobre este caso.

Para el Ministerio de Exteriores venezolano, en todo esto "no ha faltado la intriga de la embajada de Estados Unidos en Bogotá, cuyo titular fue consultado por el ministro de Defensa".

En rueda de prensa Maduro deploró que estos hechos ocurran "sobre todo en momentos en que parecieran darse algunas señales para avanzar hacia un proceso de acercamiento con el nuevo gobierno de Colombia".


En cualquier caso, la victoria del ex ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, en las recientes elecciones presidenciales colombianas no parecía auspiciar un mejoramiento en la relación bilateral.

Sin embargo, se interpretó como una señal positiva el que Santos invitara a su homólogo venezolano a su próxima toma de posesión, aunque la invitación ya fue rechazada por Chávez.

En cuanto al tema de fondo –si líderes de las FARC y el ELN se encuentran o no en Venezuela– se limitó a reiterar el contenido del comunicado, que reza que "en la posibilidad de existir alguna presencia de grupos irregulares en la extensa frontera con Colombia, (el gobierno) actuará con el peso de la ley y la fuerza pública", del mismo modo en que dice haberlo hecho en el pasado.

Para Venezuela, las afirmaciones de Colombia son un "patético espectáculo mediático".


Observadores críticos, como el ex embajador venezolano Milos Alcalay, opinaron que la reacción del gobierno venezolano era de esperarse.

"Es un chantaje más. Lo que debería hacer una diplomacia seria es decir que va a sentarse a mirar las cifras, los datos, las fotografías que dice tener Colombia, para buscar una solución. Pero no aborda la cuestión de fondo", le dijo a BBC Mundo.

Para Alcalay no tiene base la aseveración según la cual el gobierno de Uribe está intentado torpedear cualquier posibilidad de un reestablecimiento de relaciones.

"Lo que está haciendo es facilitándole la labor (al nuevo presidente) Santos, porque le está dando los datos exactos. Hubiera quedado inconclusa la denuncia si no aporta los datos. Es como poner la casa en orden antes de dejar la presidencia", indicó.

Por su parte, el encargado de asuntos internacionales de la opositora Mesa de la Unidad Democrática, Timoteo Zambrano, señaló que "la denuncia sobre el terrorismo no tiene hora ni fecha".

"Hay que andar sobre eso muy rápido", aseguró.

"A lo mejor para el gobierno (colombiano) que entra, (la denuncia) es inconveniente diplomáticamente. Pero para el que sale es diplomáticamente conveniente, porque tendría la responsabilidad de no haberlo dicho en el momento oportuno para ello. De manera que es una situación muy compleja", declaró.


Mi opinión: Yo creo que los únicos que se benefician de esta clase de desavenecias entre Venezuela y Colombia son los grupos insurgentes como las FARC y el ELN. Agrupaciones irregulares de esta calaña han resultado ser muy astutas, y crean cortinas de humo para desviar nuestra atención de los asuntos que realmente pesan como la necesidad apremiante de reestablecer relaciones diplomáticas y el comercio bilateral que resulta gravemente perjudicado cuando los dos países se enzarzan en estos conflictos. 
 
Si Colombia hubiera estimado conveniente hacer este tipo de aseveraciones, por lo menos, podría haberle invitado a Venezuela a sentarse a la mesa y revisar los datos, cifras, fotografías y coordenadas para buscar soluciones. Me parece aberrante que Gabriel Silva, el actual ministro de Defensa, no haya incluido a su homólogo venezolano en la reunión privada con los directores de los medios de comunicación en donde se exhibieron fotos, vídeos y se entregaron coordenadas que avalarían la presencia  "confirmada, clara, concreta de terroristas de las FARC y ELN en Venezuela." Y como si fuera poco, Silva exacerba la situación, negándose a autorizar la divulgación de estos datos por "asuntos de seguridad nacional." Si va a aducir algo de estas dimensiones, que se cerciore, por lo menos, de que Venezuela cuente con todos los datos. Si no, su argumento queda sin pies ni cabeza.
 
Por otro lado, Venezuela no debe desestimar tan a la ligera las "acusaciones" de Colombia de que grupos al margen de la ley estén usando el país como un refugio o guarida. Es bien sabido de todos que Rodrigo Granda, el canciller de las FARC, fue aprehendido en Venezuela en el año 2004 y también lo fue "Beto" Rentería, uno de los narcos más buscados del cartel del Norte del Valle, la semana pasada. Lamentablemente, el narcotráfico colombiano se está desbordando a otros países en la región, sin que estos países lleven la culpa.  
 
Venezuela no tiene por qué pensar que Colombia le está "acusando." Este verbo está muy cargado y, a mi juicio, su uso frecuente está caldeando los ánimos y obnubilándonos la razón. Hasta donde entiendo yo, las supuestas pruebas no sugieren que Venezuela esté respaldando a estos grupos irregulares económicamente; simplemente, en ellas se tiene constancia de que están presentes y nada más en territorio venezolano. 
 
Vuelvo a repetir que los únicos que se salen con la suya en este tipo de roces diplomáticos son los grupos insurgentes, en contra de cuya proliferación Venezuela y Colombia dicen estar comprometidas en contrarrestar. Hago un llamado energético a la cordura y a los ánimos apaciguados.
 
 
 

viernes, 16 de julio de 2010

Bogotá, ¿Atenas de Suramérica?

Todo comienza en casa cada mañana, al calor del humeante café, o saboreando el tradicional mate (adicción empedernida que adquirí en Buenos Aires), o tal vez paladeando un espumoso chocolate con manjar blanco. Con una Biblia abierta, con oídos atentos y las rodillas hincadas, caigo en cuenta lo bendecido y afortunado que soy. Me gané una Beca Fulbright a la que más de 50 personas postularon y sólo escogieron a 6 de ellas, lo que equivaldría a casi 12% de los aspirantes.  

Es el 16 de Julio y faltan exactamente 16 hasta que me embarque en un vuelo con destino a Bogotá, la "Atenas de Suramérica." Recuerdo el estupor que le provoqué a una colega, Claudia Mosquera, de la Universidad Nacional de Colombia, cuando me escuchó referirme a Bogotá con ese apelativo tan rebuscado. "Todo lo contrario, Gabo," me espetó con su característico acento barranquillero que había tomado ribetes más pronunciados por la audacia que entrañaban mis palabras, "Bogotá es más bien el Tibet Suramericano por lo encuadernados y distanciados que son los rolos." Su comentario se asemejó muchísimo a uno hecho por una antigua profesora mía de Cornell, María Antonia Garcés, una caleña que me dijo que lo único envidable de los bogotanos es que saben dialogar sin gritar y sin aspavientos, pero que eran "muy fríos." No obstante, esos comentarios son de esperarse de individuos de otras regiones del país, quienes pueden sentirse ofendidos cuando se le pone a Bogotá sobre un pedestal por su cultura "elevada " en menoscabo a la de otras ciudades como Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena.

Hace muchos años se dio a Bogotá el calificativo de "Atenas Suramericana" por parte de la misma comunidad cultural internacional. El motivo fue el ser Bogotá un centro en el cual la cultura tenía un elevado nivel: toda clase de intelectuales se encontraba dentro de sus límites municipales. Según los historiadores, La "Atenas..." se remonta a principios del Siglo XIX cuando el connotado cientítico alemán, Alexander Von Humboldt, estuvo en la ciudad realizando investigaciones cientíticas. Von Humboldt la definió así haciendo honor de las numerosas instituciones tanto culturales como científicas que se encuentran en esta región de Colombia. 

No sé. Me tocará averiguar si en verdad Bogotá es la "Atenas de Suramérica," como dicen algunos de sus habitantes. No estoy viendo la hora de partir hacia allá.

lunes, 12 de julio de 2010

Vergonzosa y Admirable


No existe otro adjetivo para calificar la demanda interpuesta por Íngrid Betancourt ante el Estado colombiano que "vergonzosa." Íngrid presentó una solicitud de conciliación extrajudicial el pasado 30 de junio, que fue denegada por el Ministerio de Defensa, que se declaró "sorprendido y apesadumbrado" por la demanda. La ex candidata a la presidencia aduce que el Estado conculcó su deber constitucional de darle la debida protección dentro del territorio nacional. Mientas que el gobierno asegura que le advirtió a Betancourt en su momento que no se trasladase a la zona donde la raptaron, su familia sostiene que oficiales del Ejército autorizaron su traspaso por la zona de despeje.

Su actitud ha desconcertado, no solo por la contradicción que entraña, sino porque culpar al Estado por un acto criminal de las Farc es, para muchos, un desafío a la lógica. La demanda se basa en dos argumentos principales. El primero, que no hubo suficiente protección oficial el día del secuestro para que la candidata presidencial del Partido Oxígeno se desplazara a San Vicente del Caguán, y, el segundo, que no se hicieron suficientes esfuerzos para acelerar su liberación.

Mi opinión: Ninguno de esos dos argumentos parece sostenible. Íngrid sí quería ir a San Vicente para realizar un evento proselitista ya que el alcalde del municipio era partidario del Partido Oxígeno. El mismo presidente de entonces Andrés Pastrana había dado por terminado el Proceso de Paz y se había concluido el despeje de los 42.000 kilómetros cuadrados de la zona del Caguán. La guerrilla de las Farc estaba en pleno repliegue y el ejército poco a poco estaba recuperando el territorio, y se sabía que las condiciones de seguridad eran muy precarias. Dados estos hechos, es claro que ella desoyó las advertencias que se le hacían para no concurrir al evento en San Vicente puesto que el Estado no podía garantizar su seguridad. Hasta Clara Rojas en su libro Cautiva afirma que le mandaron razón a Íngrid en el mismo aeropuerto de Florencia con un oficial de que el riesgo de viajar era alto, y que si se arriesgaba a continuar, lo haría exclusivamente bajo su responsabilidad. Por ende, el Estado no puede responsabilizarse por su secuestro, por más trágico y lamentable que hubiera sido, ni abonar su solicitud millonaria. Concuerdo con Gustavo Petro, "las Farc fueron las que perpetraron el secuestro, no el Estado, y si está libre fue gracias a una operación militar exitosa y no a una liberación unilateral (de las Farc)." Íngrid le está pidiendo peras al olmo.


Tacho de admirable y meritorio el accionar del equipo charrúa, con especial mención de Diego Forlán, quien ganó el "Balón de Oro", premio con el que la FIFA distingue al mejor jugador del Mundial. Anotó cinco veces y la mayoría de los goles fueron fabricados por él mismo. Lo que decantó la balanza hacia Forlán fue el nivel de compromiso con su selección nacional. En semifinales y en el partido por el tercer lugar se vio con problemas físicos tras haber disputado más de 60 encuentros en el último año. Pese a ello, estuvo lo más que pudo dentro del campo y hasta anotó dos veces. Ejemplar.

Mi opinión: No hubo otro conjunto en el torneo que jugara con el mismo dinamismo y el mismo ahínco en el campo. Todos se mostraron contentos, relajados y concentrados. Algo que se reflejó en su entrega en el campo. Vale mencionar la gracia con que perdieron y el sentido de colectividad que los unió hasta el final, algo del que careció el equipo francés que se declaró en huelga y rehusó entrenar entre otros escándalos que marcaron su malhadado colapso.

domingo, 11 de julio de 2010

Los negros y la Revolución de Mayo


Batalla de Chacabuco, óleo de José Tomás Vandorse C. (1850). Museo Histórico Nacional de Chile

"Un cuadro pintado por Tomás Vandorse en 1850, y expuesto en el Museo Histórico de Santiago de Chile, representa la batalla de Chacabuco. En él toda la infantería de las Provincias Unidas es mulata o negra." (del artículo de Bernand)

Los olvidados de la revolución: el Rio de la Plata y sus negros por Carmen Bernand

Resumen:

Los esclavos negros, los pardos y los hombres libres de color participaron activamente en una serie de combates patrióticos que desembocaron en las luchas por la independencia a partir de 1810. La primera actuación de relieve fue bajo las órdenes del capitán general don Pedro Cevallos, en la toma de Colonia de Sacramento, contra Portugal, episodio con el cual fue inaugurado el Virreinato del Rio de la Plata. Las invasiones inglesas en 1806 y 1807, y las luchas por la independencia principalmente como soldados del Ejército de los Andes. Los diferentes ejemplos son reveladores del patriotismo de estos hombres, posteriormente olvidados por la historia oficial. Sin embargo, y a pesar del heroísmo de muchos de estos soldados, la integración social a la patria fue difícil a partir de los años 1820 y la abolición de la esclavitud no fue promulgada por la Revolución.

El artículo se puede bajar de:
http://nuevomundo.revues.org/58416

Los primeros desaparecidos en Argentina

Aunque muchos se preguntarán qué me tiene tan trasnochado esta noche, la respuesta se encuentra en los libros que he ido devorando de a poco. Tengo libros por doquier, arrumados en cajas, las cuales pienso traer conmigo cuando realice el traslado a Washington D.C. a mi retorno de Bogotá. Un libro que compré en Santiago de Chile hace ya dos años se titula Argentinos por Jorge Lanata y en él le dedica un capítulo a los primeros desaparecidos del Cono Sur, los afro-rioplatenses. Prefiero emplear el término "afro-rioplatenses" que, a mi juicio, abarca mejor el territorio (Argentina, Paraguay y Uruguay) ocupado por los afrodescendientes, traídos al Cono Sur en calidad de esclavos. Es interesante la preterición histórica a la que los afro-rioplatenses han sido condenados, pues recuerdo la respuesta que me dio un taxista bonaerense al preguntarle sobre el paradero de los afroargentinos: "Negros, en Buenos Aires, no hay salvo los vendedores callejeros nigerianos." Al recordarle que un sondeo poblacional en el año 1870 arrojó que los negros formaban un 30% de Buenos Aires, me lanzó una mirada displicente y me pidió el peaje.

He estado moviendo cielo y tierra en busca de Los Afroargentinos de Buenos Aires, George Reid Andrews, publicado en 1980 por The University of Wisconsin Press. Aunque no lo tengo en mi posesión todavía, he podido recabar citas importantes de su contenido que se manifiestan en otros textos. En ese libro Reid sintetiza la historia de los afroargentinos y los factores que se coadyuvaron a su eventual desaparición o, mejor dicho, absorción en un trasfondo demográfico mayoritariamente blanco. Andrews señala que el proceso de desaparición fue bastante súbito, y comenzó a tener efecto en la década de 1850. El censo de 1778 mostró que los negros y mulatos eran un 30% por ciento de la población: 7.256 sobre un total de 24.363. Esta proporción se mantenía en 1810 y 1838, aunque en este último año, tomando en cuenta cifras relativas, había bajado a un cuatro del total. Pero para 1887 sólo había 8.005 negros sobre una población total de 433.375; menos del dos por ciento.

Los historiadores han ensayado diversas explicaciones para arrojar luz sobre el proceso que por poco les llevó a los afro-rioplatenses al olvido, sin que ninguna resultase concluyente:

1. La masiva participación de los negros en la primera línea de combate de todas las guerras por la Independencia, los cruentos enfrentamientos con Brasil y Paraguay y las guerras civiles. Es bien sabido entre los círculos intelectuales que los negros y mulatos libres desempeñaron un papel protagónico en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones británicas en 1806 y 1807. Igualmente, recuerdo haber leído en alguna parte (se me escapa el nombre del artículo) que las familias patricias que se negaban a mandar a sus hijos a las guerras (como correspondía), mandaban en su lugar a sus esclavos para que tuvieran, por lo menos, representación en las reyertas. Este dato queda por confirmarse.

2. El mestizaje, entendiendo que las mujeres negras, motivadas más por aguijón de la pobreza que por preferencias amorosas, elegían a hombres blancos, que les darían una mayor movilidad social a ellas y a sus vástagos.

3. Las bajas tasas de natalidad.

4. La abolición de la trata de esclavos.

Varios puntos de interés me llamaron mucho la atención. Sin explayarme mucho, cabe señalar que los negros eran empleados para todos los oficios manuales que el español se resistía a desempeñar. De vez en cuando trabajaban en talleres y era su amo quien cobraba el salario. Era muy común también que los amos alquilaran sus esclavos a otras personas que los necesitaban, recibiendo así un ingreso directo en dinero contante y sonante.

No eran admitidos en las casas de estudios, y según Juan Probst en La enseñanza durante la época colonial, en Catamarca se llegó a azotar a un mulato "por haberse descubierto que sabía leer y escribir." A mi modo de ver, lo más interesante fue que un reglamento policial en el año 1821 permitió la instalación de sociedades de negros que fueron agrupándose por naciones y se implantaron en el sur de la ciudad, en las actuales calles Independencia, Chile y México. Al año entrante se les prohibió bailar en las calles y tres años más tarde se prohibieron terminantemente los batuques y candombles. Sólo en la época de las Rosas, recobrarían los "quilombos" su anterior esplendor. La adhesión de los esclavos a Rosas los llevó a rebelarse contra sus amos, quienes les temían tanto como a la Sociedad de las Mazorcas por el espionaje subrepticio que realizaban a favor del "Restaurador."

Bueno, estimo conveniente darle fin a estas elucubraciones antes que despierte a toda la casa. Ronda en mí la esperanza de poder postular a la Beca Fulbright por segunda vez en el futuro en Argentina o Uruguay para comprender cabalmente qué fue lo que les sucedió a los afro-rioplatenses y qué vestigios quedan aún latentes en la actual cultura.

sábado, 10 de julio de 2010

Los jóvenes estadounidenses y el mundo

En lo que podría augurar un mejor futuro para las relaciones de los Estados Unidos con el resto del mundo a largo plazo, un nuevo estudio realizado por el Instituto Internacional de Educación (IIE), una organización no gubernamental con sede en Nueva York, el número de estudiantes estadounidenses que están estudiando en el exterior se ha duplicado en la última década, y que alcanzará un nuevo récord en los años venideros. En el año 2006 alcanzó 206 000, muy por encima de los 83 000 de hace una década, y de los 45 000 de hace dos décadas. Debo admitir que mi primera reacción al saber esta noticia fue de alborozo. Las cifras sugieren que los Estados Unidos podría estar empezando a dejar de ser un país tan ensimismado e insular, donde casi el 80% de la población no tiene pasaporte, y donde-según una reciente encuesta del National Geographic-el 63% de los jóvenes no puede ubicar a Iraq en un mapa, y el 69% no puede localizar a China.

Las cifras también indican que la juventud de hoy se está dando cuenta de que, en una economía global donde las telecomunicaciones están acortando las distancias, le será mucho más fácil obtener un empleo si puede poner la palabra "China" o "Argentina" en su currículum vitae, afirman los funcionarios de IIE. Y las universidades de los Estados Unidos, conscientes de que sus contrapartes europeas ya exigen que su alumnado pase períodos considerables en el extranjero o sean capaces de defenderse al menos en una lengua extranjera, no se quieren quedar rezagadas.

Sin embargo, cuando me percaté de que los países que están escogiendo los estudiantes estadounidenses no se ubican en el mundo emergente, me di cuenta de que-lamentablemente-sólo un pequeño número de los futuros líderes de los Estados Unidos están pasando parte de sus años formativos en el mundo en desarrollo. Más del 60% de los estudiantes van a Europa, mientras que sólo el 14% va a América Latina, el 8% a Asia y el 7% a Oceanía.

El destino más popular es Inglaterra, con 32 000 estudiantes norteamericanos. México y Costa ocupan los sexto y décimo lugares, respectivamente, con los 9 200 y 4 800 que les corresponden a cada uno. Chile, Argentina y Brasil se adjudican los 16, 18 y 19 puestos respectivos, quedándose muy por debajo de los países europeos.

Dicho sea de paso, los estudiantes eligen dónde estudiar en parte por el lenguaje, en parte por la diversión, y en parte por el marketing de los países receptores. Según Peggy Blumenthal, vicepresidenta de IIE "la mayoría de estudiantes estadounidenses son monolingües." La razón por la cual muchos prefieren estudiar al exterior en Europa, en comparación con Latinoamérica, es porque países como Inglaterra, Italia y Francia les permiten tomar asignaturas en inglés que fácilmente pueden convalidarse en las universidades de origen a su regreso a los EEUU. El Tecnológico de Monterrey en México se destaca como una clara excepción, ofreciendo buenos programas en inglés a los estudiantes estadounidenses que deciden radicarse sur de la frontera.

Mi opinión: Igual que, como escribió Oppenheimer hace unos años, América Latina podría beneficiarse enormemente si lograse captar una parte de los cientos de miles de estudiantes estadounidenses que estudiarán en el extranjero en los próximos años. Es cierto es que las noticias sobre el descontento social, la inestabilidad política y la delincuencia callejera serán escollos para atraer a muchos. Pero lo cierto es que los jóvenes de hoy son menos reticentes que sus antepasados y más propensos a cuestionar antiguos estereotipos que tachan a Latinoamérica de violento, corrupto y al borde del colapso.

Con sus encantos turísticos, precios relativamente bajos y un estilo de vida holgado y apetecible, América Latina podría convertirse en un destino preferido para los estudiantes estadounidenses. Eso no sólo acarrearía un beneficio económico a la región, sino que ayudaría a que ambas partes muden de pareceres basados en prejuicios y se entiendan mejor en el futuro.

viernes, 9 de julio de 2010

Al perder ganaron mi aprecio

El desempeño de la selección uruguaya en este Mundial ha reforzado la identidad de los uruguayos y ha cambiado la mentalidad de muchos con respecto al fútbol. "Uruguay es un país chico y subdesarrollado, que no tuvo participación en guerras mundiales, no tuvo guerras civiles, no ha sufrido catástrofes naturales, y la forma que ha tenido de trascender y ser conocido en el mundo ha sido por el fútbol, por los dos triunfos olímpicos de 1924 y 1928 y luego por haber sido campeón mundial en 1930 y 1950", puntualizó a BBC Mundo Rafael Bayce, Doctor en Sociología y también Director Técnico de fútbol. El orgullo nacional ligado a los triunfos deportivos se fue perdiendo, cuando en la segunda mitad del siglo XX Uruguay dejó de destacarse en el fútbol mundial. A partir de este campeonato, en el que Uruguay llegó a semifinales y está a punto de disputar el tercer puesto, los uruguayos, y con ellos me incluyo yo, comenzamos a vernos despojados del mandato histórico que significó haber sido dos veces campeones mundiales, aseguró Leonardo Mendiondo, docente de Sociología del Deporte en la Universidad ORT.

Lo más curioso del caso es que Uruguay se ha ganado el respeto no sólo de sus 3 millones de habitantes sino también de millones de extranjeros que han llegado a identificarse con la lucha hercúlea que libró a brazo partido contra sus contricantes, muchos de los cuales estaban mejor posicionados que Uruguay en el ranking mundial de la FIFA. Aunque debo confesar que el balompié nunca fue un deporte que cautivó mi atención, la actuación de los celestes fue categóricamente meritoria. Muchas veces me he sentido como Uruguay, pasado por alto y tenido por dispensable. Eran Brasil y Argentina los países que se anticipaba que llegasen más lejos en este torneo. No pocos se quedaron pasmados cuando el único equipo presente a estas instancias fuese Uruguay, luego de que hubiese 4 latinoamericanos en cuartos de final. Aunque Uruguay fue el último país en Latinoamérica en clasificarse para la Copa Mundial, llegó el más lejos, por poco conquistando una tercera Copa para los charrúas. Yo, de mi parte, me encuentro campante por haber participado, así fuera de forma ocular, en los festejos y jolgorios. A diferencia de otras selecciones nacionales, no a los charrúas les costó tener conciencia del trabajo en conjunto, sacrificar el lucimiento personal y romperse el alma por la camiseta del país.

Por eso, no me da reparo en decir que a partir de ahora Uruguay siempre constituirá mi equipo preferido (siempre y cuando que no llegue Colombia), no porque han demostrado que pueden salir campeones en una Mundial, sino porque saben cómo desafiar las bajas expectativas de sus detractores y convencer a un país en vías de desarrollo que aún tiene sorpresas y talentos por ofrecer. Al perder, los charrúas sin lugar a dudas ganaron mi aprecio.