RENUNCIA DE RESPONSABILIDAD : Las opiniones aquí expresadas pertenecen al autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista del Departamento del Estado de los EEUU, el Programa Fulbright, la Comisión Fulbright de Colombia, el Instituto de Estudios Internacionales (IIE) o la Universidad de los Andes. Léase todo con comprensión. Atentamente, Gabriel-Josué Hurst

domingo, 26 de septiembre de 2010

¿Es hora de viajar a Cuba?


Los grupos que piden el fin del embargo de Estados Unidos a Cuba mostraron su satisfacción esta semana por un pequeño avance legislativo que podría suponer un gran cambio en las relaciones entre los dos países. El Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes informó que someterá a votación el miércoles una ley que permitiría a los estadounidenses viajar libremente a la isla por primera vez desde 1962 y que acabaría con las restricciones a las exportaciones agrícolas.

Muchos han visto en este anuncio la última posibilidad de suavizar las sanciones a Cuba antes de que los republicanos, más partidarios del embargo que los demócratas, se hagan con la mayoría parlamentaria en noviembre, como indican las encuestas. Se produce además en un momento en que crecen las voces que piden a Washington un gesto de acercamiento a La Habana como respuesta a las recientes liberaciones de disidentes presos y a la apertura a la iniciativa privada. Estados Unidos ha mantenido un embargo unilateral sobre Cuba desde 1962 en rechazo a su gobierno comunista y como medida de presión para el paso a un "sistema democrático."

Mi opinión:

El octubre de este año se cumplirán 50 años de bloqueo norteamericano sin que haya conseguido su propósito de tumbar a Fidel Castro. Eso es prueba de que el aislamiento, en vez de desmotar el régimen castrista, lo ha ido radicalizando, pues al bloqueo se le atribuyen todos los males que enfrentan los cubanos que son como el pan de cada día. ¿Cómo es posible que en La Habana, una ciudad de más de dos millones de habitantes, circulan menos de 700 buses? Los 600.000 pasajeros diarios tienen que hacer fila y esperar horas para llegar a sus hogares. Muchos, desesperados por la larga espera, se paran en los semáforos para pedir a los conductores particulares que los acerquen a su destino, lo que en la jerga local llaman "hacer botella."


Pero no hay reclamo que valga, ni queja que surta efecto. El gobierno, como ocurre con tantos temas, culpa al bloqueo que impide que se le vendan a Cuba repuestos de origen estadounidense o que contengan algún componente de ese país. El argumento, discutible pero válido, existe desde cuando Washington, hace ya casi 50 años, decretó un bloqueo económico a Cuba para asfixiar a la población cubana y ocasionar la caída del gobierno comunista de Fidel Castro. Funcionarios cubanos califican este asedio extraterritorial como 'acto de guerra' o 'genocidio' y, según el informe de Cuba al secretario general de la ONU, ha costado más de 82.000 millones de dólares. Y lo cierto es que lo único que ha logrado es hacer sufrir innecesariamente a la población. Asimismo, el objetivo principal del embargo, el de derrocar a Fidel Castro, un hombre que desde el poder ha visto 11 gobiernos estadounidenses que han sostendido las mismas sanciones con mayor o menos énfasis, sigue elusivo.

Lo único que hemos hecho en ya casi 50 años es darle a Castro los argumentos para que pueda acusarnos de ser los malos en esta compleja ecuación. Durante 14 años consecutivos, La Habana ha presentado ante la Asamblea General de la ONU un proyecto que aboga por la abolición del bloqueo que siempre ha sido votada a favor casi por unanimidad, pero Estados Unidos la ha ignorado sistemáticamente. Washington se defiende argumentando que quien hace sufrir a los cubanos es su propio gobierno y que se trata de una política exclusivamente bilateral, aunque es evidente que perjudica a empresas y ciudadanos de terceros países que comercian con la isla. Sólo en 2004 fueron multadas 77 compañías, instituciones bancarias y ONG de diversas partes del mundo, por un total de más de 1.200.000 dólares, por acciones que Estados Unidos consideró violatorias del bloqueo.

Al año siguiente de su entrada en La Habana en 1959, Fidel Castro nacionalizó los negocios norteamericanos sin compensación. Washington rompió relaciones y el 19 de octubre de 1960 nació el bloqueo. Durante años, Castro supo explotar la Guerra Fría para apoyarse en la Unión Soviética. Pero ni siquiera con el colapso de los soviéticos en 1989, Washington logró derrocar al régimen a punta de hambre. Aunque muchos pronosticaban el desplome de Castro en cuestión de semanas, el líder revolucionario se las ingenió para soportar el chaparrón.

 


El bloqueo prohíbe a las compañías radicadas en otros países hacer cualquier transacción con empresas cubanas. También impide a empresas de terceros países exportar hacia suelo norteamericano productos que contengan materia prima cubana, así como vender a La Habana bienes o servicios que utilicen tecnología norteamericana. Los estadounidenses, por ejemplo, no pueden entrar por los aeropuertos con cigarros cubanos, así los hayan comprado en Colombia, con penas de hasta 10 años de cárcel. Además, impide la entrada a puertos norteamericanos de los buques que transporten mercancías desde o hacia Cuba.

Cabe señalar que la política estadounidense hacia Cuba nunca ha sido una política exterior, sino doméstica: fue implementada para atraer los votos electorales y amplias donaciones de parte de miembros acaudalados de la comunidad exiliada de Florida. Como resultado, la política hacia Cuba está menos destinada a producir resultados que a servir a la autoengañosa propaganda de la Casa Blanca. Lo que me extraña es la hipocresía de mi país, pues Cuba es una nación mucho menos represiva y sanguinaria como lo eran Alemania del Este o Bulgaria, con las que Washington estaba más que dispuesto a comerciar.

¿Qué significaría la relajación de restricciones de viaje a estadounidenses a Cuba? ¿Cuáles serían resultados depararía a largo plazo? A mí me gustaría pensar que este tipo de turismo puede ayudar a lograr cambios políticos en Cuba, cosa que no ha logrado el embargo. Una vez que los cubanos saboreen lo que es una economía "liberalizada," serán más clamorosos en exigir sus derechos. Me parece que muchos cubanos está políticamente aletargados por el hecho de que están velando por sus necesidades más básicas.

Cuba, a tan sólo 144 kilómetros de nuestro país, es el único país del mundo donde a nosotros se nos prohíbe el ingreso. Los republicanos nos están quitando un derecho con la excusa de que en Cuba se les quitan derechos a los cubanos y entonces a nosotros también nos van a poner en penitencia. Me parece ilógico que comerciemos con Vietnam, donde perdieron sus vidas acribillados miles y miles de soldados norteamericanos, y no podamos hacer lo mismo con Cuba, país al que nunca le hemos perdonado el descaro de haberse convertido comunista en nuestro propio "patio trasero."



Del otro lado de los argumentos se asegura que europeos y latinoamericanos viajan permanentemente a Cuba, sin que esto haya redundado en mayores libertades para la población cubana. "Si están buscando clima tropical, vayan a Miami o Cayo Hueso (…), o a cualquiera de las playas de Florida. Vayan a la costa de Nueva Jersey. Visiten California o Arizona en sus vacaciones", exhortó Ileana Ros-Lehtinen, republicana por Florida y miembro de mayor jerarquía en el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes. Esa exhortación me resulta descabellada, pues los lugares que menciona, aunque agradables y de clima ecuatorial, no son Cuba y ella carece de la fuerza moral para dictarnos dónde ir o no.

Por mi parte, me encuentro satisfecho con el proceder del Presidente Obama por las medidas que ha ido adelantando en la suavización de dichas restricciones. Pese a que hay "ciertas hierbas" que están inequivocamente reacios a estas medidas porque consideran que el turismo estadounidense representaría unos ingresos que darían un respiro al gobierno cubano, dificultando su transición democrática, yo apelo a la razón. Lo que no sirve, se bota. Si el bloqueo económico en 50 años de vigencia no ha cosechado los frutos que hemos estado deseando, nos toca legislar otra medida que tenga más rentabilidad en términos de resultados tangibles.

A mi juicio, el presidente Barack Obama se ha redimido de haber renovado las sanciones "en el interés nacional de los Estados Unidos." Obama ya tomó algunas medidas para flexibilizar el embargo. Levantó las restricciones de viajar a Cuba de los ciudadanos estadounidenses de origen cubano y con familiares en la isla, y eliminó el límite en el envío de remesas al país caribeño. Obama sí está en sintonía con el sentir colectivo del pueblo, pues las encuestas indican que el repudio al embargo entre los estadounidenses asciende a más del 70%, mayor que en ningún otro momento, y por primera vez no son mayoría los cubanos del sur de Florida que lo apoyan. Entretanto que los congresistas de los EEUU lleguen a un consenso sobre la viabilidad de este proyecto, yo me voy haciendo mis valijas con destino a Cuba.

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