RENUNCIA DE RESPONSABILIDAD : Las opiniones aquí expresadas pertenecen al autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista del Departamento del Estado de los EEUU, el Programa Fulbright, la Comisión Fulbright de Colombia, el Instituto de Estudios Internacionales (IIE) o la Universidad de los Andes. Léase todo con comprensión. Atentamente, Gabriel-Josué Hurst

miércoles, 23 de febrero de 2011

Raza, Guerrillas y la Comisión Corográfica de 1850

Valiéndome de un coloquialismo colombiano, estoy prácticamente en la inmunda. Mañana tengo un control de lecturas en un curso en que me he inscrito en la Universidad de los Andes y me encuentro supremamente impreparado, pues no he realizado las lecturas en su debido momento. Sin embargo, la profesora nos permitió formularnos una pregunta a nosotros mismos para que, por lo menos, tuviésemos asegurada la mitad de la nota que representa el 20% de la calificación final. El interrogante que nos planteamos es el siguiente: ¿Cómo se refleja la exclusión planteada por la Comisión Corográfica en la conformación de las guerrillas liberales? Ustedes encontrarán la respuesta a continuación. 


La segunda mitad del siglo XIX fue un período altamente convulsionado por las animosidades bipartidistas que en repetidas ocasiones devinieron en cruentas conflagraciones. Perdida la guerra y el poder en 1885, el liberalismo quedó al margen de la administración y empezó a padecer las acciones excluyentes llevadas a cabo por su oponente político, el Partido Conservador, que tomaba su relevo en el gobierno y se disponía a emprender una serie de proyectos para perpetuarse en el poder. 

Aunada al exclusivismo que caracterizaba a los conservadores, fue la tarea a la que ellos se abocaron por construir un lenguaje socio-político centralista encaminado a "regenerar" a la población, del que numerosos políticos, escritores e intelectuales de la época fueron imbuidos.
Dicha idea de centralizar subsumía o contemplaba algunos de los tropos fundamentales que caracterizan la época: "civilizar, educar, "domesticar," pacificar, controlar o someter al bárbaro."


La campaña regenerativa del conservatismo en las postrimerías del siglo XIX guarda mucha atingencia con los hallazgos de la Comisión Corográfica. El 21 de enero de 1850 bajo la dirección del ingeniero italiano Agustín Codazzi, se dio inicio a un proyecto que buscaba construir la carta geográfica que facilitaría la explotación económica del territorio nacional. Dicha Comisión se comprometía ante la nación de suministrar, lo más detalladamente posible, información sobre la geografía física y política de las provincias y cantones que componían la república. 

Pero también, en los diarios de campo y en los informes, se consignaban apreciaciones de la geografía moral y humana de estos territorios. Así, al lado de las descripciones sobre ríos, bosques, valles, quebradas y pantanos; de las anotaciones sobre las ventajas para la comercialización de ciertos productos en determinadas regiones, aparecían apreciaciones sobre el carácter de los habitantes de los territorios y sus condiciones para la civilización y el progreso de la nación. 

Si bien los hallazgos de la Comisión Corográfica gozaron de gran acogida entre los intelectuales de la época, dejaron sentada la absoluta barbarie de las tierras bajas y tórridas que eran tachadas de "atrasadas" e "insalubres" en compulsación con la supuesta civilización que destilaban las zonas andinas. Curiosamente, las zonas "atrasadas" eran habitadas mayoritariamente por afrodescendientes y amerindios mientras que los blancos/mestizos se asentaban en las franjas accidentadas de los Andes. 

Más allá de centralizar a la población, una iniciativa malograda desde su comienzo, los proyectos regeneradores terminaron por hacer evidente la visión peyorativa sobre la población multiétnica del país que fungía como una limitante en la tarea de construir la nación. Afanados por distanciarse de la población heterogénea y marginada del territorio nacional y proyectar una imagen ante el mundo de un pueblo culto y civilizado, los intelectuales, muchos de los cuales también hacían las veces de políticos, fortalecieron los estereotipos sobre los afrodescendientes e indígenas. 

Asimismo, los conservadores emplearon otra maniobra malévola en aras de la exclusión de amplios sectores del electorado al modificar los requisitos exigibles para poder ser elector: el que se tuviera que tener 21 años de edad, fuese capaz de leer y escribir; que poseyera un ingreso anual mínimo de $500; o fuese propietario de un bien que superara el valor de los $1.500. 

Estos requerimientos eran abiertamente excluyentes e imposibilitaron a muchos a que ejercieran el sufragio, pues muy pocos individuos en Colombia en aquel entonces reunían las condiciones estipuladas. Esto generó un ambiente altamente polarizado y hizo que muchos se decantasen por el liberalismo y engrosaran las filas de las fuerzas guerrilleras. Estas agrupaciones irregulares estuvieron constituidas de manera fundamental por hombres sin tierra o por pequeños propietarios y colonos, casi en su mayoría iletrados, los cuales llegaron a los campamentos movidos ya por la voluntad del patrón o del caudillo local, o por la fuerza de las circunstancias y el ciego sectarismo político, ya que el ideario de la dirigencia restauradora era ignorado por el combatiente raso promedio. 

Cabe señalar igualmente que muchos de estos "hombres sin tierra" eran racialmente hídridos, quienes encontraron en el liberalismo un sendero a la igualdad socio-económica, pues los dirigentes de dicho partido les hacían muchas promesas esperanzadoras sobre las reformas que implementarían si contasen con el apoyo popular en el derrocamiento del establecimiento conservador. Los afrodescendientes e indígenas conformaron dos grandes núcleos culturales con los que de manera significativa se nutrieron las guerrillleras en la Guerra de los Mil Días. El liberalismo logró captar las simpatías de los indígenas y los afros a cambio de promesas sobre modificaciones en las cargas impositivas, en el reconocimiento de tierras usurpadas en sus resguardos, en el desmonte de monopolios, etc. 


En síntesis, la Comisión Corográfica de 1850 coadyuvó a azuzar el ambiente político y dotar de contenidos altamente racistas a regiones del territorio nacional tenidas por atrasadas e poco proclives al progreso. Muchos hombres que hacían parte de las minorías étnicas se alistaron como combatientes en las guerrillas porque se sentían excluidos por su "color" y su "baja extracción social" que les impidieron el voto y el pleno goce de sus derechos constitucionales. La escasez de soldados regulares, la impreparación de los bandos en pugna y el desespero de la dirigencia liberal se convergieron para posibilitar la formación de fuerzas guerrilleras, conformadas de manera considerable por individuos denigrados e inferiorizados por los hallazgos que arrojó la Comisión Corográfica de 1850. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario