RENUNCIA DE RESPONSABILIDAD : Las opiniones aquí expresadas pertenecen al autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista del Departamento del Estado de los EEUU, el Programa Fulbright, la Comisión Fulbright de Colombia, el Instituto de Estudios Internacionales (IIE) o la Universidad de los Andes. Léase todo con comprensión. Atentamente, Gabriel-Josué Hurst

miércoles, 27 de julio de 2011

Pa' los que estamos en la inmunda por el posible "default" en EE.UU.


Indignación. Ese es el sentimiento que a mí me embarga al presenciar el circo político en que han devenido las negociaciones infructuosas entre republicanos y demócratas que en un principio estaban encaminadas a concretar un acuerdo presupuestario nacional que hubiera planteado la reducción del déficit de US$14,3 billones y hubiera autorizado al gobierno elevar el techo de la deuda.

Para serles franco, esto a mí me tiene "mamado," pues desde hace semanas legisladores de los dos partidos han estado debatiendo largamente la autorización para que la Casa Blanca pueda seguir contratando créditos y pueda seguir cumpliendo con sus obligaciones financieras sin que se haya producido hasta el momento un solo acuerdo. Las disputas en que se ha enfrascado la "politocracia" washingtoniana han impedido que luego de innumerables reuniones no se haya concretado una solución tangible y coherente que nos dé insumos para zanjar el tema del endeudamiento al que todos estamos enfrentados.  


¡Qué tristeza, EEUU! A mí me produce escozor ver los inequívocos amagos de decadencia de mi país, Estados Unidos de América, que en un pasado no tan lejano se declaraba como el inexpugnable baluarte de la democracia, cuyos ideales igualitarios y de respeto recíproco eran dignos de replicarse en todo el mundo. Lamentablemente, los pilares democráticos que anteriormente habían sustentado mi país están en un proceso de paulatino desmoronamiento y me desasosiega ver cómo EEUU poco a poco evoluciona hacia la "politocracia."

No empleo ese término con ligereza, pues cuando en un momento determinado los dirigentes políticos empiezan a obviar o pasar por alto el fin último para el que han sido elegidos, cual es la defensa de los intereses colectivos de los ciudadanos, y les da por gobernar pensando en sus propios intereses egoístas o en los de los bloques políticos a los que son pertenecientes, la única palabra que se podría aplicar a ese caso es "politocracia." Al igual que me ocurre a mí, opino que en estos tiempos, a ningún estadounidense medianamente informado sobre el acontecer nacional, se le escapará que en nuestra sociedad se está enquistando la "politocracia."


Mi presidente ha advertido hasta la saciedad que de no ser que depongamos nuestras armas ideológicas, desistamos de perseguir nuestras aspiraciones políticas a expensas de los más desprotegidos y nos dispongamos a concretar un paquete de medidas fiscales que incluyan tanto recortes presupuestarios como alzas impositivas, nos veríamos en la penosa situación de dejar de liquidar nuestras deudas públicas debido al ambiente altamente polarizado en Washington.

Ninguno de los partidos quiere dar su brazo a torcer con respecto a cuánto y dónde recortar el gasto social o cómo cambiar el código impositivo para generar ingresos para así presentar un plan que reduzca la deuda nacional de US$14,3 billones. Sin lugar a dudas, las repercusiones que una cesación de pagos acarrearía serían apocalípticas: los pensionados podrían dejar de recibir sus estipendios estatales, el país podría caer de nuevo en una recesión y llevar al resto del mundo al borde de un colaspo económico global.


Los veteranos que están completamente discapacitados se verían especialmente afectados porque dependen totalmente de la asistencia federal para pagar sus hipotecas, su alimentación o ser transportados a sus empleos o a las clínicas de atención médica. ¿Así se les paga por haber prestado un ejemplar servicio militar al país?

Yo, personalmente, conozco familias que dependen de los mismos programas de asistencia social que están bajo revisión como materia de recortes, familias que, de no ser que el gobierno emita sus pagos de asistencia médica, tendrán que decidir entre si van a llevar a sus hijos al médico o pagar su arriendo o alimentarse. Ninguna familia debería tener que tomar decisiones tan dolorosas entre necesidades que son igualmente prioritarias.



Faltan escasos días para el 2 de agosto, fecha en la que el gobierno de EEUU podría quedar inoperativo por carencia de fondos y entrar en una cesación de pagos a sus acreedores que, según no pocos analistas, generaría pánico en los mercados bursátiles, elevaría meteóricamente las tasas de interés, devaluaría el dólar y sumiría la economía en una nueva recesión, mientras la calificación crediticia de EEUU se degradaría.

Todo esto me tiene consternado, pero lo que más me aqueja es la intransigencia que he percibido por parte de los republicanos, quienes sólo aceptarían el aumento siempre y cuando esté acompañado con un plan para minimizar el gasto público mediante recortes draconianos a programas de asistencia social (de los cuales dependen muchos estadounidenses), pero sin que se considere la posibilidad de alzar los impuestos, algo que ellos consideran un tema inamovible.

Concuerdo con ellos en que nuestra tendencia a despilfarrar es insostenible y pronto nos conducirá a la bancarrota federal a no ser que nos apretemos el bolsillo y ejerzamos la frugalidad fiscal a rajatablas. Comparto con ellos algunas de sus críticas al programa de asistencia social que ha sido objeto de la más flagrante manipulación de parte de beneficiarios sanos a los que no se les ha exigido que trabajen o se capaciten para integrarse a la fuerza laboral como condición para recibir bonos estatales.



El sistema de asistencia social debería reformarse cuando antes para evitar que programas como el de estampillas alimenticias y de subsidios residenciales, dos de los programas de mayor envergadura para los menesterosos, sigan siendo explotados por individuos que se han beneficiado y piensan seguir beneficiándose sin que se les exija ningún esfuerzo por independizarse económicamente a cambio.

Sin embargo, nosotros estamos viviendo tiempos inusualmente atípicos en que EEUU ostenta un porcentaje de desempleo nada halagüeño de 9,2%. Si los republicanos se salen con la suya, y logran implementar los recortes de fondo al sistema de asistencia social que se han propuesto, se aumentaría la tasa de desempleo (se estarían eliminando servicios y los trabajadores que los llevan a cabo) y se disminuiría irremediablemente la cantidad de contribuyentes tributarios y consumidores. A juzgar por sus más recientes actuaciones, tal parece que los legisladores republicanos no son conscientes del impacto nocivo que conllevarían los recortes que han sido tan enfáticos en proponer.


Dicho sea de paso, si no se pacta un acuerdo para elevar el tope de endeudamiento a la mayor brevedad posible, las consecuencias serán catastróficas, especialmente en lo referente a las minorías étnicas que eran las más afectadas por el último remezón económico. La recesión económica golpeó con mayor fuerza a las familias hispanas en Estados Unidos, por encima de los demás grupos étnicos entre afroamericanos y blancos, reveló el martes un estudio de la organización Pew Research Center. Entre 2005 y 2009, la riqueza media ajustada por inflación se redujo en un 66% en los hogares hispanos, un 53% en los hogares afroamericanos, y tan sólo un 16% en los hogares blancos. Este descenso llevó a los hispanos y afroamericanos a niveles de 1984, de acuerdo con el mismo estudio.

Pese a la polarización bipartidista que recientemente se ha apoderado de Washington, todavía hay visos de esperanza. Sigo esperanzado de que vayamos a concretar un acuerdo presupuestario que nos permitiría elevar el techo de deuda antes de que se venza el plazo, después del cual entraríamos en una cesación de pagos que se percibe como la madre de todos los desastres: el detonante de una nueva recesión. Por ahora, toca encomendarnos a las palabras de Winston Churchill, primer ministro británico durante la Segunda Guerra Mundial, quien dijo: "Siempre podrás contrar con que los estadounidenses hacen lo correcto, cuando ya han intentado todo lo demás."

Esperemos que hagamos lo correcto, antes que sea demasiado tarde, por nuestro bien y por el de todo el mundo.

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